Existe una nueva realidad, la política 2.0.
Hay un nuevo espacio de movilización para los partidos políticos a través de Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp, TikTok, YouTube, foros…, son herramientas de acción política.
Antes se conocía el apoyo popular por la cantidad de gente congregada en un mitin por un político, hoy se mide con la cantidad de followers, me gusta, retweets. Twitter y Facebook, computan fácilmente el impacto de los candidatos.
YouTube es una plataforma de distribución de mensajes con otras redes, mientras TikTok (gente joven que nunca ha votado, adoctrinamiento) e Instagram personalizan los mensajes al segmentar las audiencias y Twitter es, sin duda, un enorme escenario político (favorito de Trump mucho antes de la actual remodelación como X por parte de Elon Musk)
La brecha digital para los mayores de 60 años se acortó con la reciente pandemia y aproximadamente el 70 % de la población tiene acceso a Internet , convirtiendo la ciberpolítica en una herramienta más aunque no ha liquidado a los simpatizantes y militantes propios de la política tradicional.
En definitiva, es el ciudadano digital, el que hace lo que quiere con el ciberespacio con el permiso de los algoritmos y decide los contenidos que reenvía a otros contactos en sus redes sociales. Decide el ciudadano la propagación y viralización de los mensajes y no los partidos políticos como creadores de contenidos interesados.
Por otro lado, la sociedad civil moviliza asuntos que los partidos políticos no quieren abordar gracias al uso del ciberespacio. Los partidos políticos han de estar más receptivos en las redes sociales en su afán de supervivencia en su rol de partido atrapalotodo, lo cual en consecuencia, fomenta una democracia más abierta.
Francisco José Ricarte Trives
15/09/2023